Son 3 medallones.
Se empieza por el de mayor tamaño para seguir por el intermedio y acabar haciendo el más pequeñito. Si no se sigue el proceso, es muy probable que no se consiga realizar el último.
El primer medallón es ya todo un reto: hay puntos diferentes y encima el torchón que pasa de aquí para allá. Se tiene que conseguir hacer sin nudos y sin equivocaciones. Además, si deshaces la labor, el hilo ya no queda igual. Por lo tanto, toca volver a empezar de nuevo.
El segundo medallón es un impás. Conviene reforzar la técnica porque cada vez hay menos espacio para visualizar dónde se clavan los alfileres.
El tercer medallón es el premio. Cuando lo haces, casi ni lo ves: sólo hay alfileres por todos los lados. Pero..., al final vale la pena.
Hay que tener mucho cuidado en el momento de quitar los alfileres y después hay que darle mucho mimo para darle un acabado perfecto.
El marco es baratito (lo conseguí en una tienda de chinos) y como fondo le puse un "aironfix" de terciopelo granate oscuro.
Quedó bonito, ¿verdad?
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